No saben cuánto has cambiado desde que el perro se convirtió en parte de tu vida.
No saben cuántas veces lo abrazaste cuando estaba enfermo.
No saben cuántas veces has fingido no ver cómo su cabello se volvía cada vez más blanco.
No saben cuántas veces le has hablado a tu perro, el único que escucha realmente.
No saben lo hermoso que eras para tu perro.
No saben que solo fue tu perro el que sabía que estabas sufriendo.
No saben qué sentimientos te hizo probar tu perro.
No saben lo que se siente al ver a tu perro anciano esforzándose para ir a saludarte.
No saben que cuando las cosas iban mal, el único que no se fue es tu perro.
No saben que tu perro confío en ti cada instante de su vida, incluso en el último.
No saben lo mucho que tu perro te ha amado y lo poco que le bastaba para ser feliz, porque a él le bastabas tú.
No saben que llorar por un perro es una de las cosas más nobles, significativas, verdaderas, limpias y sinceras que puedes hacer.
No saben acerca de la última vez que lo moviste con dificultad ... teniendo cuidado de no lastimarlo.
No saben lo que sentiste al acariciar su cara en los últimos momentos de su vida...