Washington mira con terror la alianza entre Moscú y Pekín y se esfuerza desesperadamente por arruinarla. La intención norteamericana de sancionar a China por una supuesta liberación intencionada del COVID-19 es uno de los elementos de esa estrategia. Así lo dijo a Radio Sputnik el analista geopolítico chileno José Luis Ibáñez.
Calificó como un "circo" la proliferación de videos —que invadieron las redes sociales y cuya procedencia es desconocida— que hacen creer que China ocultó deliberadamente la magnitud del brote del coronavirus, o que hasta lo elaboró como un arma biológica contra Occidente.
Se mostró convencido de que detrás de esa "campaña" se esconde EEUU, un país que no puede "reconocer y aceptar" la pérdida de su hegemonía.
Y es que China se convirtió en un verdadero rival para la potencia norteamericana, tanto en lo económico, como en lo militar.
En este último contexto, señaló que el poderío de la alianza militar entre China y Rusia es comparable al de EEUU, una situación que se creó en respuesta a la agresividad de las políticas exteriores estadounidenses.
Según el analista, por más que Washington ponga trampas a sus competidores, se trata de una "carrera que la tiene absolutamente perdida".
"La combinación de problemas que tiene EEUU —problemas internos como una gigantesca deuda pública que cada vez se acrecienta más, un importante déficit en el comercio exterior y una grave crisis social, además de estos desafíos internacionales— hacen prácticamente imposible que EEUU pueda siquiera soñar con mantener su liderazgo", concluyó José Luis Ibáñez.
China podría reducir sus vastas tenencias de bonos del Tesoro de Estados Unidos en los próximos meses en respuesta al resurgimiento de las tensiones comerciales y a una guerra de palabras entre las dos economías más grandes del mundo sobre los orígenes y el manejo del brote del coronavirus, escribe el diario South China Morning Post.
Los medios estadounidenses informan que los funcionarios de la Casa Blanca han debatido varias medidas para compensar el costo del brote de coronavirus, incluyendo la eliminación de parte o toda la deuda de casi 1,1 billones de dólares que el Gobierno de Estados Unidos le debe a China.
Sin embargo, cualquier movimiento para cancelar la deuda ante China, que de hecho significaría un incumpliendo, sería contraproducente para los intereses de EEUU porque socavaría la fe de los inversores en la fiabilidad del Gobierno de EEUU para pagar sus cuentas, advierten los analistas, citados por la autora del artículo, Karen Yeung.
"Esto haría que los tipos de interés de EEUU se dispararan, haciendo que los préstamos fueran más costosos para el Gobierno, así como para las empresas y los consumidores de EEUU, y a su vez supondría un duro golpe para la ya muy débil economía de EEUU", dice la periodista.
Aunque los analistas y comerciantes consideran poco probable que Estados Unidos se atreva a incumplir la deuda, el mero hecho de que los funcionarios estadounidenses lo estén debatiendo, podría causar preocupación entre los líderes chinos sobre los crecientes riesgos de mantener una gran cantidad de deuda del Gobierno de EEUU en un momento en que las relaciones parecen estar deteriorándose rápidamente.
"China podría desencadenar una caída del dólar estadounidense y de los mercados financieros inundando el mercado con bonos del Tesoro de EEUU a la venta, lo que empujaría a la baja los precios de los bonos estadounidenses y provocaría un aumento de los rendimientos", analiza el medio.
No obstante, eso también desencadenaría una catástrofe financiera mundial, que también perjudicaría a China.
Por lo tanto, China preferiría evitar vender la deuda del Gobierno de EEUU y consideraría otras medidas punitivas contra el país norteamericano, señala Iris Pang, economista jefe en el banco ING.
En particular, el gigante asiático podría reducir o dejar de comprar nuevos bonos del Tesoro de EEUU, lo que reduciría gradualmente sus tenencias a medida que los antiguos expiren sin ser reemplazados.
"En los próximos meses, [China podría] detener sus compras del Tesoro para enviar una clara señal de sus intenciones", dijo Iris Pang.
Al mismo tiempo, China podría imponer sus propios aranceles o reducir sus compras agrícolas a Estados Unidos.
Mientras tanto, el economista jefe de Deloitte China, Xu Sitao, recomendó que "Rusia y China se alejaran del dólar" porque "puede ser convertido en un arma por el Gobierno de los Estados Unidos", refiriéndose a la práctica de Estados Unidos de excluir a los individuos, empresas y gobiernos extranjeros del sistema mundial de liquidación de transacciones financieras en dólares estadounidenses, lo que complica enormemente su capacidad para realizar negocios.
El pasado 1 de mayo, el diario The Washington Post, escribió con referencia a fuentes de la Administración Trump, que la autocondonación de todas las deudas con Pekín se considera parte de una estrategia de EEUU para obligar a China a pagar una compensación financiera por los daños causados por el coronavirus.
Un grupo de ataque naval de la OTAN se acercó a las fronteras rusas al entrar en el mar de Bárents el pasado 4 de mayo, por primera vez desde la Guerra Fría. ¿Qué objetivos persiguen los destructores estadounidenses en el Ártico?
El grupo de ataque está compuesto por los destructores de misiles USS Donald Cook, USS Porter y USS Roosevelt, todos de la clase Arleigh Burke, y la fragata británica HMS Kent, que navegan acompañados de un buque de apoyo USNS Supply.
El 5 de mayo, Rusia cerró parte de la zona del mar de Bárents para los ejercicios de disparos de artillería del crucero de misiles Mariscal Ustinov. Uno de los buques más poderosos de la flota fue a saludar a los barcos del grupo naval de la OTAN con unos fuegos artificiales, comenta el columnista de la edición en ruso de Sputnik, Andréi Kots.
Según el experto militar ruso, Víktor Murajovski, la entrada de los destructores estadounidenses en el mar de Bárents es un perfecto entrenamiento para el sistema ruso de vigilancia de la situación aérea, submarina y de superficie.
"En tales situaciones, una o dos naves deben acompañar a un grupo de probables adversarios. La aviación también vigila a los visitantes. Por lo general, los submarinos también están involucrados", comentó Murajovski, editor jefe de la revista Export Vooruzheni.
Según el analista, el Pentágono está cambiando su estrategia general.
"Después del final de la Guerra Fría, los estadounidenses no consideraron a la Armada Rusa un digno oponente. (...) Pero en los últimos años se ha vuelto a hablar en Washington de la necesidad de centrarse en la confrontación con las grandes potencias de Rusia y China. Y están cambiando el concepto de la preparación operacional y de combate, la estructura de las fuerzas armadas, incluso las armas y la maquinaria bélica. Y uno de los elementos del nuevo concepto es el ingreso de un grupo naval en el mar de Bárents", analizó.
El experto subrayó que los destructores de la clase Arleigh Burke son una fuerza considerable. Cada uno de ellos lleva hasta 96 lanzadores verticales Mk41. Pueden estar equipados tanto con Tomahawks contra objetivos terrestres, como con SM-2 y SM-3 para interceptar blancos aéreos, incluyendo misiles balísticos de medio alcance. Todas las armas están integradas en el sistema de control de combate Aegis.
Los expertos y políticos coinciden en que la visita sin precedentes del grupo de ataque de barcos británicos y estadounidenses al mar de Bárents es otro paso para aumentar la presencia militar de la OTAN en la región del Ártico. A finales de enero, lo había mencionado el embajador del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Nikolái Korchunov.
"Nos preocupa la creciente actividad de la Alianza del Atlántico Norte en el Ártico. Estamos hablando franca y honestamente de ello con nuestros socios y a la comunidad mundial. Estamos particularmente preocupados por el aumento de la actividad en el Ártico de los Estados no árticos, los Estados miembros de la OTAN. Creemos que conduce a una tensión, socava la preservación de la región como zona de paz, estabilidad e interacción constructiva", dijo el diplomático.
Los representantes de EEUU declararon repetidamente su intención de hacer la región "libre para uso internacional". En 2019, el comando de EEUU publicó la Doctrina del Ártico que implica, entre otras cosas, el bloqueo de la Ruta del Mar del Norte por los buques de guerra. En estas condiciones, Rusia aumenta su propia presencia militar en la región.
A finales de febrero, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, anunció el despliegue de otra división de defensa antiaérea en el Ártico. Según él, la Ruta del Mar del Norte está bajo una protección fiable. Todos los años, la Flota del Norte opera "para proteger importantes instalaciones industriales e intereses económicos de Rusia en la zona del Ártico".