SIN QUERER, QUERIENDO
Y la fiebre mellaba poco a poco
su fuerte contextura
hálitos de flaqueza circulaban
como duendes malignos por las lunas
pesada y densa niebla
tremulante subía a su cintura
Deseaba moverse
mas parecía estar con ataduras
y el recinto inició lenta su asfixia
misterio de amargura
que con gran efusión del desespero
sentíase enterrar en sepultura
Y haciendo esfuerzo al fin se soltó
y corrió cuesta arriba por alturas
tirándose al vacío como loco
¡Un porrazo de tal extremadura!
Lo despertó en el suelo
¡Rota la dentadura!
Beatriz Vicentelo
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