Josefina Manresa fue conocida esencialmente por ser la "esposa de", pero Josefina Manresa (1916-1987) no fue únicamente la mujer de Miguel Hernández, sino que fue una gran mujer que luchó y trabajó toda su vida por conservar un legado maravilloso. Originaria de Jaén, se trasladó siendo pequeña a Orihuela, ya que su padre era Guardia Civil. Con el sueldo del padre, la familia tenía dificultades, por ello Josefina aprendió el oficio de costurera y empezó a trabajar desde bien joven. Llegó aquel tiempo en el que conoció al poeta, en 1933, formalizando su relación en 1934. Mientras el poeta marchaba a Madrid, ella cuidaba de su familia y trabajaba sin cesar. Llegó la guerra y, a pesar de que la Guardia Civil se mantuvo fiel a la República, las acusaciones contra su padre le llevaron a la detención que terminó en lluvia de disparos, muriendo así el padre de Josefina. Ahora, "el pater familias" era Josefina, trabajando día y noche para que a su madre y hermanos no les faltara comida. Su novio decidió dejar la capital para ayudarla en Orihuela. En plena guerra, el 9 de marzo de 1937, la pareja se casa y Miguel fue nombrado director del Altavoz del frente Sur. Josefina vuelve a cuidar de sus hermanos, ya que su madre ha fallecido. De nuevo, trabaja para que su familia pueda comer. Tras el fallecimiento de su primer hijo y el nacimiento del segundo, Josefina será como tantas otras mujeres españolas que visitará a su marido en la cárcel. Pero además, en cuanto supo la enfermedad de su esposo, buscó médicos y los llevó a ver a su esposo. Desgraciadamente, ya sabemos el final: el 28 de marzo de 1942 Miguel Hernández abandonó este mundo. Desde entonces, el autor y su obra fueron prohibidas. Tras esto, penurias, hambre y miedo. Pero este miedo no impidió que Josefina guardara, sabiendo que podrían encarcelarla, un total de 5000 documentos en el viejo baúl de su madre. Gracias a Josefina, la memoria y la obra de uno de los poetas más grandes que hemos tenido, se mantuvo. Gracias a Josefina, su familia pudo vivir. No la dejemos en un segundo plano. Vía (El día que supe que era feminista)
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