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♥♥♥LA BODEGA DE AMALY♥♥♥: HISTORIA DE ANDALUCÍA
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De: Amaly (Mensaje original) |
Enviado: 18/07/2020 12:56 |
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De: Amaly |
Enviado: 25/07/2020 16:21 |
Los verdaderos comienzos de Madrid
Sin embargo, Madrid no cobró verdadera importancia hasta que Felipe II trasladó allí la Corte en 1561. Los inicios de Madrid como capital de la Corte hicieron patente la necesidad de reformas urbanísticas, y pronto surgieron arrabales fuera del recinto medieval que cambiaron el rumbo de la historia de Madrid.
Al tiempo que aumentaba la superficie urbana, crecía el número de residentes. La población pasó de 4.000 habitantes en el año 1530 a 37.500 en el año 1594. En abril de 1637, en la Corte había 1.300 pobres "legítimos e impedidos" y 3.300 que pedían limosna. La mayor parte de este último grupo estaba formada por extranjeros, antiguos peregrinos de Santiago y ex soldados. Estos constituían, junto con los pícaros y rufianes, la base de la pirámide social. El descontento, por motivos de la falta de pan o el alza de precios, era explotado por los partidos para alentar motines (Motín de los Gatos de Madrid).
La instalación de la Corte y de los organismos centrales político-administrativos en Madrid hizo que se convirtiera en foco principal de la vida artística y literaria española, lo que atrajo a multitud de artistas españoles y extranjeros.
Durante los siglos XVI y XVIII, periodo conocido como el Madrid de los Austrias, la capital se llenó de importantes construcciones, como la Plaza Mayor, la cárcel de la Corte y el Ayuntamiento, además de numerosas iglesias.
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De: Amaly |
Enviado: 25/07/2020 16:48 |
En el 711 se produjo una importante ruptura cultural con la invasión musulmana de la península ibérica. El territorio andaluz fue el principal centro político de los distintos estados musulmanes de al-Ándalus, siendo Córdoba la capital y uno de los principales centros culturales y económicos del mundo por aquel entonces. Este período de florecimiento culminó con el Califato Omeya de Córdoba, donde destacaron figuras como Abderramán III o Alhakén II. Ya en el siglo XI se produjo un período de grave crisis que fue aprovechado por los reinos cristianos del norte peninsular para avanzar en sus conquistas y por los distintos imperios norteafricanos que se fueron sucediendo —Almorávides y Almohades— que ejercieron su influencia en al-Ándalus y también establecieron sus centros de poder en la península en Granada y Sevilla, respectivamente. Entre estos periodos de centralización de poder, su produjo la fragmentación política del territorio peninsular, que quedó dividido en primeros, segundos y terceros reinos de taifas. Entre estos últimos, el Reino nazarí de Granada tuvo un papel histórico y emblemático fundamental.
La Corona de Castilla fue conquistando paulatinamente los territorios del sur peninsular. Fernando III personalizó la conquista de todo el valle del Guadalquivir en el siglo XIII. El territorio andaluz quedó dividido en una parte cristiana y otra musulmana hasta que en 1492 la conquista de la Península finalizó con la toma de Granada y la desaparición del reino homónimo.
En el siglo XVI, es cuando Andalucía explotó más su posición geográfica, ya que centralizó el comercio con el Nuevo Mundo, donde tuvo un papel fundamental en su descubrimiento y colonización. Sin embargo no existió un verdadero desarrollo económico de Andalucía debido a las numerosas empresas de la Corona en Europa. El desgaste social y económico se generalizó en el siglo XVII y culminó con la conjuración de la nobleza andaluza contra el gobierno del conde-duque de Olivares en 1641.
Las reformas borbónicas del siglo XVIII no remediaron que España en general y Andalucía en particular fueran perdiendo peso político y económico en el contexto europeo y mundial. Asimismo la pérdida de las colonias españolas de Ultramar irá sacando a Andalucía de los circuitos económicos mercantilistas. Esta situación se agravó durante los siglos siguientes y Andalucía pasará de ser una de las regiones más ricas de España a una de las más pobres a finales del fallido proceso de industrialización en el siglo XIX.
Ya en el siglo XX, Andalucía va a dar un paso fundamental para la comprensión de la historia actual de la región, que es su configuración como Comunidad autónoma dentro de España. Andalucía afronta su futuro con el objetivo de salir de la situación de subdesarrollo comparativo con las regiones más ricas de la Unión Europea.
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De: Amaly |
Enviado: 02/08/2020 08:42 |
NO LO LOGRARON. Fue un Domingo, Blas, un dos de Agosto de luna llena, una luna de 1936 que quiso ser testigo de tu detención por hombres azules. Llamaron a tu puerta de Coria del Rio y nunca mas volviste a tu casa, a tu despacho, a tu pasión. Llevabas a Andalucía dentro y contigo la detuvieron a ella también. Imagino que a pesar de ser Agosto, los dos - Andalucía y tú - temblaríais de frío, un frío de acero. ¡Que poco esperaron, que claro lo tenían! Tu que ni siquiera habías ganado elecciones; tú, que no habías ostentado ningún poder en los gobiernos republicanos, con que certeza fueron a buscarte los hombres azules. Entonces, como ahora, Blas, sabían lo que representaba tu grito y tu bandera. Entonces, como ahora, había que acallarlo. Ellos lo intentaron con las balas en tu pecho. La versión moderna de las balas son las vitrinas cerradas con llaves donde guardan tu figura y pretenden guardar tu palabra, los homenajes protocolarios y vacíos, lo politicamente correcto. Pero tu grito es más grande y mas poderoso que la mediocridad politica. Lo intentaron, lo intentan. Antes y ahora quisieron detenerte. Llamaron a tu puerta un Domingo de luna llena. No ibas solo: Andalucía iba contigo para siempre, como iba tu grito de liberación. VIVA ANDALUCÍA LIBRE!!!
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De: Amaly |
Enviado: 24/08/2020 12:01 |
Compartiendo EL MEJOR REY QUE SEVILLA TUVIERE. ITIMAD Y AL MUTAMID
Erase aquella época en que Isbiliya era un floreciente reino de taifa, gobernada por el rey Almutamid quien reinó de 1069 a 1090. El rey poeta, el rey culto al que todos los sevillanos querían y que vivió y murió con el nombre de Isbiliya (Sevilla) en sus labios y en su pluma. “Almutamid, el más glorioso de los reyes árabes andaluces, el más ilustre de los sabios, el más inspirado de los poetas. Almutamid es el mejor rey que Isbiliya tuviere nunca. (Autor Desconocido) Paseaba una tarde el rey Almutamid con su gran amigo y mano derecha Abenamar, contemplando ambos los sorprendentes efectos que sobre las aguas del Guadalquivir le imprimía el viento. Sintiéndose inspirado el rey, comenzó a recitar unos versos que se le venían a la mente con la intención que su amigo, poeta como el, los continuara: - “La brisa convierte al río en una cota de malla.” Aben Amar trataba de responder con otros versos, pero su mente estaba en blanco y las palabras eran incapaces de salir de su boca. Al Mutamid se paro es seco y mirando a su amigo insistió, volviendo a repetir la misma frase: - “La brisa convierte al río en una cota de malla.” En ese instante escucharon una dulce voz que venía de sus espaldas y que respondía con presteza y elocuencia a las palabras del rey sevillano: - “Si la brisa convierte al río en una cota de malla mejor cota no se halla como la congele el frío.” Al Mutamid se quedó sorprendido, volviéndose se encontró con una bella muchacha de grandes ojos y larga melena negra como el azabache. La joven marchaba descalza acompañando a su burro, el cual llevaba las alforjas llena de tejas de barro, esta le miro de reojo y agachando la cabeza prosiguió su camino. El rey sintió como si una flecha, lanzada por el ángel negro del monumento a Bécquer le atravesara el corazón y mientras veía como se alejaba, le ordenó a Abenamar que la siguiera y le informará de todo sobre ella. Abenamar la siguió y descubrió que esta bella joven se llamaba Itimad, aunque se le conocía como la Romaiquía, porque era la esclava de un hacedor de tejas de Triana llamado Romaiq. Una vez informado su rey y amigo, este le ordena que vaya a buscarla y la compre a cualquier precio, para que incorpore a los servicios de palacio y más exactamente en sus estancias. Abenamar intentó negociar la compra de Itimad con Romaiq, como no podía ser de otra manera, pero quedó sorprendido cuando el alfarero le respondió: - No tiene que pagarme nada, yo se la regalo a mi buen rey. Aunque creo que él se merece algo mejor, ya que es una joven perezosa y soñadora que no hace bien su trabajo. ¡A ver si él consigue meterla en vereda! Tras varios días trabajando en palacio, Itimad se enamora profundamente de Al Mutamid, del mismo modo que el Rey se enamora de ella. Fue un amor desmedido romántico y apasionado, en la corte se murmuraba que ya era hora que Al Mutamid tuviese el capricho de una mujer, pues hasta entonces solamente le habían interesados los estudios, los versos, los caballos de carreras y las armas. Este amor llevó a una fastuosa boda en la que hizo partícipe a toda su corte, además de algunos reyes de las taifas vecinas y por supuesto su pueblo, distribuyendo comidas y bebidas por toda la ciudad. La joven pareja compartían el gusto por la poesía, la música y las letras. Tal era el amor que Al Mutamid sentía por su mujer, que aun permitiéndose su religión, jamás tuvo a ninguna otra esposa ni harén alguno. Cuenta la leyenda que un día el rey encontró triste y melancólica a su esposa, al preguntarle qué le pasaba esta contestó apesadumbrada: - Perdóname mi amor, echo de menos el tacto de mis manos sobre el barro, el olor a humedad que desprendía al amasarlo para hacer las tejas en el taller de Triana. El rey no se lo pensó dos veces, a la mañana siguiente llenó uno de los patios del Alcázar con una gran cantidad de barro mezclado con especias, (almizcle, clavo, ámbar etc.) que le daban un olor maravilloso. Itimad,riendo como una niña, se pasaba todo el día jugando con sus sirvientas y haciendo los más variados cacharros, mientras su esposo la admiraba satisfecho desde una de las celosías de palacio. Por la tarde paseaban de la mano por la orilla del río, mientras conversaban sobre el nombre que le podrían a su futuro hijo, según fuese hembra o varón, ya que Itimad estaba embarazada. Tuvieron varios hijos, de los que sabemos los nombres de tres: el mayor Raxid, la segunda Fetoma, y la menor Zaida. Al cabo de los años, Al Mutamid sintiéndose amenazado por la expansión del Alfonso VI de León pide ayuda a los almorávides, quienes no sólo combatían a los cristianos sino que irían apoderándose de los distintos reinos taifas, incluido la esplendorosa Isbiliya. (Sevilla) Una vez la ciudad en su poder, mandó prender a Al Mutamid y su familia y embarcarlos para Marruecos, suprimiendo el reino de Sevilla y convirtiendo esta ciudad en una provincia de Marruecos. El día de su partida fue uno de los más triste que recordaba la ciudad, mientras navegaban por el río Guadalquivir, el destronado rey e Itimad con sus hijos, eran despedidos entre lágrimas por miles de sevillanos que se agolpaban en sus orillas haciendo agitar sus pañuelos. Al Mutamid fue acusado de impiedad, por casarse con una sola mujer, lo que equivalía a despreciar las tradiciones y costumbres coránicas. También le acusaban de haber permitido a su mujer Itimad, de haber suprimido el uso de llevar las mujeres mahometanas la cara cubierta, así mismo el haber participado en la vida de las artes y las letras, en vez de permanecer recluida en el quehacer doméstico, como ordena el Corán. Por estos delitos fue ingresado en la prisión de Ahmat cargado de cadenas. Itimad y sus hijas, aunque habían sido libertadas vivían en la miseria, y tenían que ganarse la vida hilando y tejiendo. Al Mutamid permaneció en presidio cinco años, durante los cuales no le faltó ni un solo día la visita de su esposa Itimad, a la que con lágrimas en los ojos, le recitaba versos sobre Isbiliya que ella copiaba en un papel y vendía después en el zoco. Una vez cumplida condena vivieron en la más absoluta pobreza teniendo que mendigar por las calles, pero aun así la llama de su amor nunca se apagó y no hubo un solo día que no nombraran la ciudad fruto de su romance. Tanto es así que todas las mañanas, a la salida del sol, subían agarrados de la mano a un monte cercano y abrazados miraban en dirección a Sevilla con los ojos llenos de lágrimas. Una triste tarde de otoño llego el cadáver de su hijo Raxid muerto en el campo de batalla, Itimad cayó en una profunda depresión muriendo dos meses después. Su esposo, el rey sevillano Al Mutamid, con el corazón partido murió de tristeza varias semanas después, con un mechón de pelo de Itimad y un grabado de Isbiliya entre sus manos. Las tumbas de estos dos sevillanos se encuentran en Ahmat, donde su historia ha sobrevivido al paso de los siglos. Al Mutamid (a la izquierda) Itimad (a la derecha) y el hijo de ambos Raxid. (centro). El mausoleo se construyó en 1970, ya que hasta esa fecha las tumbas estaban en ruinas y en el podemos leer el epitafio que el mismo rey poeta escribió y que dice: - Tumba de forastero que para mí eres, la llovizna vespertina y la matinal te rieguen, porque has conquistado nuestros cuerpos pero no nuestros corazones, ellos siempre vagaran errantes por Isbiliya hasta la Resurrección. Esto es motivo de que según una sevillana leyenda, dice que se ve en el atardecer a una pareja agarradas de la mano pasear por los jardines y asomarse a las almenas del Alcázar. Esta leyenda está novelada y recreada por mí, manteniendo fiel su historia con el máximo rigor y fidelidad, ciñéndose a lo que está escrito en los archivos pertinentes. (Perdón por la extensión) Manuel G. Ponce
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De: Amaly |
Enviado: 24/08/2020 12:01 |
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De: Amaly |
Enviado: 16/09/2020 16:04 |
EL PUCHERO DE MI MADRE
RECUERDOS DE MI INFANCIA
Cuando venía del colegio, Que contenta me sentía. En casa estaba mi madre preparando la comida. Yo entraba a casa corriendo para besar a mi madre y ella me correspondía. Como estaba en sus quehaceres siempre era muy comedida,. Entonces yo preguntaba - madre ¿que hay para comer?- y ella me decia -comida- Eso no fallaba nunca, lo mismo siempre decía. Pero entrando en la cocina Ya no podía dudarlo, ya sabía lo que había; Un Puchero sevillano ¡¡Y Dios mio, como olia!! Aquello era gloria pura, aquello era la ambrosía. La boca se me hacía agua, del hambre que yo tenía. ¡¡Pucherito sevillano con todos sus ingredientes; Patatitas con garbanzos con morcillo y gallinita, con todas sus verduritas y su hueso de canilla. ¡¡Que rico estaba el joio!! Y el plato lleno hasta arriba. Pero aquello ya pasó, Y nunca más yo comí puchero como el de madre.
Se fué a guisarle a San Pedro, A Dios y a su Santa Madre. Y creo que allí se quedará... como ella no lo hacia nadie.
A mi madre querida que tanto recuerdo. Amalia Medina Garcia
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