LA PRUDENCIA
En el imaginario actual, la prudencia no se tiene en alta estima; es sobre todo sinónimo de cobardía y de tendencia al compromiso. Para los antiguos, en cambio, la prudencia era la virtud más bella que el hombre tenía a disposición, guía de todas las demás (auriga virtutum), porque permite reconocer el objetivo fundamental de la vida y los medios adecuados para
poder alcanzarlo.