Los argumentos de algunos cuentos infantiles son entre inquietantes y aterradores. Por ejemplo, ¿recordáis el del Flautista de Hamelín? Por si acaso, lo resumo. Estamos en el siglo XIII y la aldea de Hamelín (Hameln, en alemán) está infestada de ratas. Cierto día, un desconocido llega a la localidad y ofrece eliminar a los roedores a cambio de dinero. Los habitantes de Hamelín aceptan el trato y el flautista cumple con su palabra. Hace sonar su flauta y las ratas, como hipnotizadas, le siguen hasta un río, donde mueren ahogadas. Pero al regresar a Hamelín, los aldeanos se niegan a pagarle. En venganza, el flautista hace sonar una extraña melodía y se lleva a todos los niños del pueblo. Jamás aparecieron… En realidad, el cuento de los hermanos Grimm se titula “El cazador de ratas de Hameln” y está basado en una antigua leyenda alemana que tiene al menos dos finales alternativos. En uno, los niños (más de cien) mueren como las ratas: ahogados en el río. En otro, son encerrados en una remota cueva y mueren de hambre y sed. En cuanto al origen de la leyenda, quizá tuvo que ver con los reclutamientos forzosos de niños, permitidos en aquellos tiempos, con su venta como esclavos o con algún suceso real en el que perecieron varios jóvenes de la localidad. Eso sí, la moraleja del cuento no cambia: hay que cumplir la palabra dada.
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