Viene cada año.
Y con la Navidad vienen los recuerdos y las costumbres. Esos recuerdos cotidianos humildes a los que todas las madres nos agarramos. Como la Virgen María, en los rincones secretos de su corazón.
La Navidad en Belén. El sueño ancestral: una noche fría y despejada hecha brillante por una gloriosa estrella, el olor del incienso, los pastores y los Reyes Magos cayendo de rodillas en adoración de el dulce bebé, la encarnación del amor perfecto.
Que nunca falte el Amor en el mundo.
Y que esa estrella nos ilumine siempre.
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