-El mundo se creó en siete días.
-El hombre procede de la arcilla.
-La mujer procede de la costilla del hombre.
-La mujer es responsable de la expulsión del paraíso.
-Dios prefiere a los judíos.
-El sol gira alrededor de la tierra.
-Los reyes reciben su poder directamente de dios.
-La tierra es plana.
-La sangre no circula dentro del cuerpo.
-El estudio de las ciencias no ayuda a salvar el alma.
-La tierra es el centro del universo.
-El hambre y las guerras obedecen a un plan divino.
-Cuestionar las sagradas escrituras constituye herejía.
Los hitos de la superstición están estrechamente relacionados con la ignorancia y el miedo, pero son inversamente proporcionales a los logros alcanzados por quienes no se resignaron a ser rebaño; de ahí mi intolerancia al dogma.
Uno tras otro, desenmascarados por la ciencia con rigor cronológico los fundamentos de las religiones, sin excepción, sin prisa, sin cobardía ¿qué nos impide sospechar que los escasos enigmas que aún queden en pie, caerán?
Quizá, al asumir la responsabilidad que confirió a seres fantásticos, el hombre progrese y se libere de la rémora primitiva de los hechiceros de la tribu.
Entonces, probablemente los hombres y las mujeres descubrirán que el futuro no lo constituye una codiciosa e indeterminada promesa de vida eterna, sino la confirmación de que su independencia es posible a través de las generaciones venideras, proponiendo en ellas la vida y el entusiasmo que ahora destinan a la muerte.