La primera mención a las "Puellae gaditanae" se encuentra en Estrabón, que describe como, en el siglo II a.C, un marino griego, llamado Euxodos, embarcó desde Cádiz hacia otras partes del Atlántico, a muchachas de Gades (nombre romano), como parte del contigente expedicionario para sus travesías. Iban de gira.

Podemos intuir que eran parte de aquellas "puellaes" famosas ya por su reputación de cantantes, bailarinas e instrumentistas.

Existian en las metrópolis fenicias y en algunas ciudades griegas como Didyme ( Cádiz para los griegos). Conservamos dos nombres propios de dichas bailarinas. Se llamaban Teletusa y Quincia.

Marcial nos cuenta que tras la entrada triunfal de Cecilio Metelo en Roma, en su comitiva figuraban unas muchachas que danzaban con sus traviesos y juguetones pies y por sus crusmata baetica (castañuelas de metal).

En otros textos, Marcial, nacido en Calatayud, destaca las cualidades sensuales de estas bailarinas y que cantaban, murmurando, canciones de amor.

El poeta Juvenal, detalla que en sus bailes iban descendiendo hacia el suelo hasta tocarlo, lo que era muy aplaudido por la plebe.