Quizá no fue casual
que Jesús terminase de nacer en una cueva.
Si la cueva es el arquetipo de la matriz materna
y simboliza el mundo, Jesús no podía nacer en otro sitio:
allí se le hacia patente su origen y su destino.
No encontraron posada porque no debían encontrarla.
La posada es lugar de paso, alto en el camino para descansar
y recuperar fuerzas. Pero El no iba de paso: vino a quedarse,
y no en cualquier sitio. Le urgía aparecer en las entrañas mismas
de la madre tierra, en la cueva, que es corazón y centro del Universo.
Antonio Cano
Lucia-2009