Artur da Távola
Si usted piensa que sabe;
que la vida le muestre cuánto no sabe.
Si usted es muy simpático pero lleva media hora
para concluir su pensamiento;
que la vida le enseñe que explica mejor su problema,
aquel que comienza por el fin.
Si usted hace demasiados exámenes;
que la vida le enseñe que la enfermedad es
como una esposa celosa:
si busca demasiado, acaba encontrando.
Si usted piensa que los otros son siempre eso o aquello;
que la vida le enseñe a mirar más para usted mismo. Si usted piensa que vivir es horizontal,
unitario, definido, monobloco;
que la vida le enseñe a aceptar el conflicto
como condición lúdica de la existencia.
Tanto más lúdica será más compleja.
Tanto más compleja mientras más consciente.
Tanto más consciente mientras más difícil.
Tanto más difícil mientras más grandiosa.
Si usted piensa que
disponibilidad con paz no es felicidad;
que la vida le enseñe a aprovechar
los raros momentos en que ella (la paz) surge. Que la vida enseñe a cada niño el cristal que lleva dentro,
su brújula existencial no revelada,
su percepción no verbalizáda de las cosas,
su capacidad de proseguir con lo que le es peculiar y propio,
por más que parezcan útiles y eficaces las cosas que a él,
en el fondo, no suenan como tales,
aunque hagan aparente sentido
y se presenten tan seductoras cuánto engañosas.
Que la vida nos enseñe, a todos,
a nunca decir las verdades en momento de ira. Que de esta aprovechemos
sólo la forma directa y lúcida
pela cual las verdades se nos revelan por su intermedio;
pero para decirlas después.
Que la vida enseñe que tan o más difícil
que tener razón, es saber haberla.
Que aquel chico que no come, coma.
Que aquel que mata, no mate.
Que aquella timidez del pobre pase.
Que la chica esforzada se forme. Que el joven sea jovial.
Que el viejo disfrute.
Que la chica sea infantil.
Que la luz luzca.
Que la paz paz sea.
Que el sonido suene.
Que la madre amamante.
Que el padre sea responsable.
Que el sol ilumine.
Que el hijo sea leal.
Que el árbol arbolé.
Que el nido anide.
Que el mar tenga mareas. Que el color colorie.
Que el abrazo abrace.
Que el perdón perdone.
Que todo vuelque verbo y verbo.
Verde. Como la esperanza.
Pues, del modo que el mundo va,
dan ganas de borrar y comenzar todo de nuevo.
La vida es sustantiva, nosotros es que somos adjetivos
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