
Llueve, el agua inquieta, marea los recuerdos. Entre los árboles tus pupilas perseguían las lágrimas del otoño. Caían las hojas al suelo y tu adiós detenía los días. Llueve, la noche se lleva tus pequeñas trenzas de enamorada princesa. Llueve, el otoño te trae tristeza, seca de ovillos de seda. Llueve ya se llevan la noche, ya se llevan a la princesa, ya se queda la niña asomada a su mojada puerta. Llueve, asómate a la noche que canta el agua la canción de las princesas. Llueve, la noche se inunda de recuerdos estrechos, de laberintos de otoño, de años enamorados, de lágrimas y de tristeza.

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