Aquel que desea la felicidad, esta condenado a buscarla.
Quien la encuentra, a perderla.
Quien la pierde, a recordarla. Y quien es capaz de recordarla,
puede sentirse afortunado, porque, al menos alguna vez, caminó de su mano. Aún siento su tacto sobre mi piel.
Quizá no se haya ido del todo de mi lado... todavía.
|