Es timida, honesta, sincera y sobre todo natural. No se anda con rodeos y cuando llega algunas veces, no la sabemos valorar. Palabra simple, pero valiosa y humana, cuando se hospeda en el corazón y el placer.
Es una palabra amplia, uniforme, mundial y sobre todo querida, y muy rival entre los humanos cuando de ella no queremos depender, pero su solvencia y sinceridad se pega en el fondo del alma con ahínco.
Es difícil de hallar y de florecer, porque solo lo hace cuando sabe que se la puede cuidar y mimar; es emotiva, fraternal, sensual y sensible, y solo una palabra mal interpretada la puede dañar.
Tiene nombre de mujer, y casi siempre va rodeada de belleza. Las flores le hablan imaginablemente siendo para ella el leguaje mas bello que se pueda oír; incluso las estrellas, la tienden su mano porque sin ella, no existe la comprensión ni la entrega. Siempre va acompañada por el amor. El amor, incondicional, de un posible, o imposible, de hermanos o padres… porque ella, se llama: