Dios, no consientas que yo sea
el carrasco que sangra las ovejas, ni una oveja en la mano de los algozes. Ayudame a decir la verdad en la presencia de los fuertes, y jamás decir mentiras para ganar el aplauso de los débiles.

 

Mi Dios! Si me dieras la fortuna no me quites la felicidad; Si me dieras la fuerza, no me quites la sensatez; Si me fuera dado prosperar, no permitas que yo pierda la modestia conservando sólo el orgullo de la dignidad. 

 

 Ayudame a apreciar el otro lado de las cosas, para no entrever la traición de los adversarios, no acusárlos con mayor severidad que a mí mismo.

No me dejes ser alcanzado por la ilusión de la gloria, cuando bien sucedido y ni desesperado cuando sienta el fracaso. Acuerdame que la experiencia de un fracaso podrá proporcionar un adelanto mayor.

 

Óh Dios! Hazme sentir que el perdón es el mayor índice de la fuerza, y que la venganza es prueba de flaqueza.  Si me quitaras la fotuna,  dejame la esperanza. Si me falta la belleza de la salud,  confortame con la gracia de la fe. Y cuando me hiera la ingratitud y la incomprención de mis semejantes crea en mi alma la fuerza de la disculpa y del perdón.

Y finalmente Señor, si yo te olvidara, te ruego aún así, Nunca Te olvides de mí!(traducido del Árabe por:
Seme Draibe).

 

Enviado por Juçara

Traducción Kassandra