Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives
Que haga, no aquello que el mundo espera,
sino aquello que Tú deseas:
para construir tu Reino siendo tu sal y tu luz.
Con tu fuerza, Señor, y en tu Palabra,
que viva con el fervor de tus discípulos,
con la sencillez de María,
o arropado con el testimonio de los mártires.
Pero, Señor, que no viva de espaldas a tu Verdad:
que mi “sí” a tu voluntad,
se manifieste en un compromiso
sincero por un mundo mejor.
Que mi “si” a tu Palabra
sea luego imagen real de lo que pienso y realizo.
Que lejos de desafinar en mí existencia cristiana,
sepa armonizar mi idea, con mi práctica,
mis ilusiones, con mis realidades,
mis anhelos, con mis luchas diarias,
mi amistad contigo, con la fraternidad del día a día.
Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Sin dividir mi estancia contigo, del servicio a los demás,
la oración que te contempla y te necesita,
del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera.
Sin olvidar que, aún mirándote con mis ojos,
o escuchándote con mis oídos
me faltará por recorrer el camino del recio compromiso
de la vida que se ofrece sin medida,
de los gestos de perdón o de confianza.
Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Desviviéndote, en tu intimidad con el Padre,
y deshaciéndote por la salvación de la humanidad.
Guiándote por la mano del Padre,
y dirigiendo con la tuya el camino
del que te desea y busca.
Proclamando la bondad de Dios en un mundo egoísta,
y mostrando, con tus heridas y tu cruz,
que tu vida no es solo palabra…no solo proyectos…
que, tu vida, es hacer aquello que vives: ¡DIOS!
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