ENCONTRARLA SIEMPRE ALLÍ
Todos los años mi cumpleaños se rige por el mismo ritual.
Mi madre viene a verme en ese día, al final ya del otoño,
y yo le abro la puerta. Ella está de pie en la escalinata con las piernas ...
entre las hojas de las plantas que agita el viento.
Corre una brisa fría, y en sus manos tiene mi regalo de cumpleaños. Siempre es algo pequeño y precioso,
algo que he necesitado durante mucho tiempo sin darme cuenta de ello.
Abro el regalo que me ha traído con todo cuidado y luego lo guardo con mis posesiones
mas preciadas. Siempre me agasajaba con unos regalos sumamente delicados.
Si mi madre pudiera venir hoy que es mi cumpleaños, la haría pasar a la cálida cocina.
Entonces tomaríamos una taza de té y miraríamos como el viento aplasta las hojas contra las ventanas.
No me daría prisa en abrir el regalo, porque tendría conciencia de que ya lo habría hecho al abrir la puerta
y encontrarla frente a mí, con las piernas entre las hojas de las plantas que agita el viento...
Christina Keenan
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