Generalmente vemos el ego como algo malo pero, en realidad,
está destinado a ser como el motor para manejar nuestro crecimiento espiritual.
La clave es aprender cómo utilizarlo.
Toma como ejemplo el temor.
En la mayoría de los casos, paraliza a las personas.
Pero si le das la vuelta, puede ser una poderosa fuerza motivadora.
Esto requiere un cambio en los paradigmas de la conciencia,
en lugar de girar todo el día sobre el eje "no soy suficiente",
podemos en cambio decir, "y qué si no soy suficiente.
Lo intentaré de todos modos".
Tsadikim (hombres y mujeres que dominan sus egos
y se convierten en seres completos) siempre viven en temor,
su temor es que no están haciendo lo suficiente para revelar sabiduría,
ayudar a otros y al mundo. Es éste temor saludable lo que los maneja.
¿No sabes cómo comenzar? Mientras damos pequeños pasos de acción,
la Luz comienza a revelarse por sí misma
y aquello que necesitamos hacer se vuelve claro.
"Haz para mí una abertura no más grande que el ojo de una aguja
y yo abriré para ti las puertas de los cielos" —El Zóhar