Capricho
Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca, sujeta entre tus manos esta cabeza loca; dame a beber veneno, el malvado veneno que te moja los labios a pesar de ser bueno.
Pero no me preguntes, no me preguntes nada de porqué lloré tanto en la noche pasada; las mujeres lloramos sin saber, porque sí; es esto de los llantos pasaje baladí.
Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto, un mar un poco torpe, ligeramente estulto. Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia y hasta lo manejamos con una difícil ciencia...
No preguntes, amado, lo debes sospechar; en la noche pasada no estaba quieto el mar, nada más. Tempestades que las trae y las lleva un viento que nos marca cada vez costa nueva.
Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero, nuestro interior es todo sin equilibrio y huero luz de cristalería, fruto de carnaval decorado en escenas de serpientes del mal.
Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta: movilidad absurda de inconsciente coqueta... deseamos y gustamos la miel de cada copa y el cerebro tenemos de pajillas y estopa.
Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer, capricho, amado mío, capricho debe ser. Oh, déjame que ría... ¿No ves qué tarde hermosa? espínate las manos y córtame esa rosa...
Alfonsina Storni |