Ámate como ellos te han amado y respétate
tú también. Reconoce en cada buen recuerdo
el germen de tu vida y corrige los
errores del hoy, podando las hojas muertas del
árbol que sostiene tu historia. Rodéate de luz y
sé luz, descansa pero no te dejes caer.
No te dejes vencer por las corrientes que
parecen tan terribles, tan
inefables, no les des mayor atención de la que
debes darle, porque si todo el tiempo piensas
en las contrariedades de la vida, terminarás
confundiéndote con lo mismo que no deseas.