Entre rosas y espinas se resbala la vida, construyendo caminos de encontrados momentos; espinas que profanan la adolorida carne, y rosas que embellecen dulces horas de calma.
¡Puede más una Rosa que cien duras espinas! un capullo de ellas bien vale mil espadas; la dicha que se logra por sobre los escollos, es feliz horizonte de una vida lograda.
Por eso no te duelan las espinas clavadas, aunque lleguen a tu piel y trastoquen tu calma, si, al final de la senda, hay una aurora blanca, con una Rosa Roja asilada en tu alma.-
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