Apolonia, Alejandro, Ammonio, Nicéforo, Primo y Donato diáconos; Marta, María y Licarión mártires; Sabino obispo; Miguel Febres de las Escuelas Cristianas; Emiliano ermitaño; Reinaldo y Conrado monjes.
Procede de las mismas raíces que Apolinar, es decir, de Apolo, divinidad greco-romana polifacética y multiforme, padre del dios de la medicina, Asclepio; dios de la luz del sol y de la claridad, protector de las artes y de la belleza. Se apunta como etimología posible, que sea un compuesto del prefijo apo (apó), lejos, más ollumi (ól.lymi), perecer, que nos daría como significado global "el que aleja la muerte", apelativo dado a Apolo en agradecimiento por haber salvado a Atenas de una peste. Existen otros intérpretes que lo relacionan con el verbo apollumi (apól.lymi), destruir, y también con la voz germánica Apfel, manzana. Es tal la fama de esta divinidad, que su nombre dio lugar a multitud de derivados, entre ellos: Apolíneo, Apolino, Apolodoro, Apolófanes, Apolonio, Apolinar, Apolinarfo y el más difundido de todos, Apolonia, nombre de 18 ciudades de la anigüedad y nombre también de mujer.
Santa Apolonia fue una virgen de Alejandría, que padeció el martirio el año 249,
Su fiesta se celebra el 9 de febrero. La iconografía la representa con las tenazas en recuerdo del especial martirio que sufrió.
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