EL ÁNGEL AVARO
Gentes de las esquinas de pueblos y naciones que no están en el mapa comentaban. —Ese hombre está muerto y no lo sabe. Quiere asaltar la banca, robar nubes, estrellas, cometas de oro, comprar lo más difícil: el cielo: Y ese hombre está muerto. Temblores subterráneos le sacuden la frente. Tumbos de tierra desprendida, ecos desvariados, sones confusos de piquetas y azadas, los oídos. Los ojos, luces de acetileno, húmedas, áureas galerías. El corazón, explosiones de piedras, júbilos, dinamita. Sueña con las minas.
Rafael Alberti
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