o sabemos cuándo surgió nuestro apellido ni como lo adquirió algún antepasado remoto; no lo entendemos en absoluto ni conocemos su historia. Sin embargo, lo llevamos con exaltada fidelidad; nos identificamos con él, nos gusta, estamos ridículamente orgullosos de él, como si nosotros mismos lo hubiéramos inventado en algún momento de inspiración. -Milan Kunder, en Immortality (Grove).
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