¡Tú no me quieres!
¿Cuántas veces nos habrán espetado este reproche
nuestros hijos? ¿Y cuántos como padres o madres,
nos habremos aguantado las ganas de decirles lo
mucho que los amamos??
Algún día, cuando estén en edad de comprender los móviles de la conducta de un padre, les diré a mis hijos:
Te amaba lo suficiente para fastidiarte preguntando,
cada vez que salías, adónde ibas, quién te acompanaba y a qué hora volverías a casa.
Te amaba lo suficiente para callarme mi opinión y dejarte descubrir por ti mismo que aquel amigo que habías escogido tan cuidadosamente era un
cualquiera.
Te amaba lo suficiente para para estarme dos horas viendo cómo ponías en orden tu habitación, tarea que yo habría hecho en 15 minutos.
Te amaba lo suficiente para no buscar disculpas a tus impertinencias y a tus malos modales.
Te amaba lo suficiente para no tener en cuenta lo que otros padres decían o hacían.
Te amaba lo suficiente para adivinar tus mentiras...
y perdonártelas luego de confirmarlas.
Te amaba lo suficiente para dejarte tropezar, caer y
fracasar para que aprendieras a valerte por ti
mismo.
Te amaba lo suficiente para aceptarte tal como eres,
sin pensar en lo que yo quería de ti.
Y sobre todo te amaba lo suficiente para negarte
algo, a sabiendas que me detestarias. ESO ERA LO MÁS
DIFICIL DE TODO.
Algún día se lo diré a mis hijos
autor:Desconocido