La actitud es más importante que el pasado, la educación, el dinero, las circunstancias, y lo que otros piensen, digan o hagan. Es más importante que la apariencia, el talento y la habilidad. Puede llevar al éxito o al fracaso una empresa, una iglesia o un hogar. Lo más notable es que todos los días estamos en posibilidad de elegir qué actitud adoptaremos. No podemos cambiar nuestro pasado. No podemos modificar la conducta de quienes nos rodean. No podemos evitar lo inevitable. La única cuerda que podemos pulsar es la que tenemos a nuestro alcance, y esa es la actitud.
-Charles Swindoll
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