La fiesta, que este año se celebra el 26 de enero, tiene aspectos desconocidos para los occidentales. Más allá del color y de sus enormes bestias de papel, los festejos están rodeados de extrañas creencias y supersticiones.
Los chinos creen que barrer el piso durante los primeros cinco días del Año Nuevo es de mala suerte, debido a que se puede accidentalmente barrer la buena suerte y la riqueza fuera de casa.
También se prohíbe severamente hablar de la muerte y si se rompe un plato, es vital decir "sui sui ping an", que significa "paz a través del año".
Hay que mantener encendidas velas e inciensos día y noche para promover la longevidad; y esconder los cuchillos y las tijeras para evitar cortar el "hilo de la buena suerte".
Ciertos rituales tienen lugar en los templos: en la medianoche previa al Año Nuevo, la gente puja por colocar su incienso en el incensario, ya que la tradición dice que la primera persona que lo haga será bendecida con buena suerte para todo el año.
El Año Nuevo chino se celebrará esta vez el 26 de enero del 2009 bajo los auspicios del Buey y corresponderá al 4707 del calendario chino.
Es una fecha luni-solar que se celebra en la primera Luna Nueva (dato lunar) después del solsticio de invierno (21 o 22 de diciembre - dato solar).
Por eso cambia todos los años y puede suceder entre finales de enero y febrero. Es una de las fiestas más significativas para el pueblo chino en todo el mundo, indistintamente del origen de sus antepasados. Su origen se remonta a miles de años a través de una serie de coloridas leyendas y tradiciones que evolucionan continuamente.
Una de las más famosas es la de Nien, una bestia extremadamente cruel, que comía a los niños en la víspera del Año Nuevo.
Para mantener a Nien lejos, se pegaban coplas en papel rojo en las puertas, se iluminaba con antorchas y se encendían petardos durante toda la noche; ya que se dice que Nien temía el color rojo, la luz del fuego y los ruidos muy fuertes.
Se cree que en la víspera del Año Nuevo, varios dioses ascienden al cielo para presentar sus respetos e informar acerca de los asuntos hogareños al Emperador de Jade, la deidad suprema del taoísmo.
Según la tradición, las familias honran a esos dioses quemando dinero y poniéndole azúcar en los labios al Dios de la Cocina, una de las deidades que viajan, para asegurar que él presente un informe favorable al Emperador de Jade o mantenga el silencio.
Seguidamente, se cuelgan "coplas de primavera" alrededor de la casa: son cuadros de papel rojo escritos con bendiciones y palabras de buen augurio, tales como "buena suerte", "riqueza", "longevidad" y "tiempo de primavera".
Se los cuelga al revés, debido a que la letra equivalente en mandarín a "tao", es homófona con la palabra "llegada". Así, representan la "llegada" de la primavera y el "arribo" de tiempos más prósperos.