Levanta tu espíritu con un elogio, reconoce que
Dios está dentro de ti y que somos expresiones
de la inteligencia infinita. Proporciónate aliento y apoyo,
dite a ti mismo cosas sencillas como por ejemplo
“Eres maravilloso”, todas las veces que sean
necesarias hasta que te sientas cómodo con esa afirmación.
D/A
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