Fina, la medianoche.
Oigo los nudos del rosal:
La savia empuja subiendo la rosa.
Oigo
Las rayas quemadas del tigre
Real: no le dejan dormir.
Oigo
La estrofa de uno,
Y le crece en la noche
Como la duna.
Oigo
A mi madre dormida
Con dos alientos.
(Duermo yo en ella,
De cinco años.)
Oigo el Ródano
Que baja y que me lleva como un padre
Ciego de espuma ciega.
Y después nada oigo
Sino que voy cayendo
En los muros de Arlés
Llenos de sol.