LA PEOR DESGRACIA
La peor desgracia que le puede suceder a una persona es pensar mal
de sí misma. Nada beneficia más a una persona que su auto estima. Solo se podrá respetar a los demás cuando uno se respeta a sí mismo. Solo podemos dar cuando nos hemos dado a nosotros mismos. Solo podremos amar, cuando nos amemos a nosotros mismos. La peor blasfemia que puede haber contra Dios es el negarse a amar
y por ende es el negarse a ser feliz. La propia estima no puede ser verificada por los demás. Uno vale por lo que uno dice que es. Si uno depende de los demás para valorarse, esta valorización estará
hecha por los demás. La necesidad de aprobación de los demás
equivale a decir: “lo que tú piensas de mí es más importante que la opinión
que tengo de mí mismo”. La gente que necesita de la otra gente, es la gente más desgraciada del mundo.
Pero la gente que quiere amor y disfruta de la gente es que logra ser feliz.
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