A veces cuando el cielo se oscurece
tu cuerpo va creciendo por el alba,
y levantas el sol que me amanece
y me bañas el cuerpo como el agua.
A veces te descubro entre la luna
o sueño con tus manos por las plantas
y me quedo pensando entre la bruma,
como un pájaro ardido entre tus llamas.
Vas levantando el sol para que yo lo beba.
Verdeciendo lo verde
y extendida en el agua de los ríos,
entonces voy entrando en la mitad del cauce
como quien va ingresando a su bautismo.
A veces en el oro de tu vientre
te crecen margaritas y violetas,
y la gloria de verme para siempre
tan humilde en la flor de tu belleza.
Tu cuerpo tiene nidos en las ramas
y tiene un corazón que siempre enciende,
las luciérnagas simples que me llaman
para hacerme entender que me comprende.
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