Cuando conoces una persona y ésta se transforma en tu mundo, donde no hay cabida para nadie más… estás enamorada, estás ciega, él dice que te ama, te enamora, te llena de mimos, hace que tus días sean eternas primaveras; y sientes que no podría ser más perfecta la relación, pues cuando estás enamorada, todo te reluce, pareces más joven, te ríes de tonteras, todo es maravilloso y un sueño.
Y me parece el estado más bonito de la vida.
¿Pero qué pasa cuando este mismo amor perfecto te dice que lo olvides? ¿…que ya no estará contigo?
¿Qué pasa en nuestras vidas cuando el amor perfecto se rompe? ¿Cómo recogemos los pedazos de corazón destrozado que nos ha dejado? Porque lo amamos tanto que aún en esos trozos de corazón le seguimos amando, es un dolor tan grande que si no pones de tu parte puedes caer en una gran depresión.
Y es algo que sucede más comúnmente de lo que te piensas, estoy segura de que todas o casi todas hemos pasado por semejante dolor. ¿Qué hacer después de amar tanto y quedarnos tan solas? ¿Qué hacer con todas esas tristezas que no nos dejan ver la luz?
Hay que estar tranquilas, pensar en lo que ha sucedido, saber que de ninguna manera nos convenía ese amor, porque como dice la reflexión, quien te ama de verdad nunca te hará llorar y si lloras será de alegría.
Si hay amor y llegan problemas… los resolverán.
Quédate en silencio, de ese silencio que siempre les hablo, ese silencio que es capaz de dejar nuestra mente en blanco y sentirnos libres del dolor. Todos necesitamos ese tiempo de reflexión.
¿Que vas a sufrir? ¡Claro que sí! Pero si lo miras desde el punto de vista positivo verás que ese no es el hombre que Dios te tiene destinado, es otra persona, es alguien muy especial que te amará, te respetará, y siempre mirará por ti antes que por si mismo. Cuando lo encuentres no lo sueltes, ése es la persona para ti.