El clamor
Alguna vez, andando por la vida, por piedad, por amor, como se da una fuente, sin reservas, yo di mi corazón.
Y dije al que pasaba, sin malicia, y quizá con fervor: -Obedezco a la ley que nos gobierna: He dado el corazón.
Y tan pronto lo dije, como un eco ya se corrió la voz: -Ved la mala mujer esa que pasa: Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados, rodaba este clamor: -¡Echadle piedras, eh, sobre la cara; ha dado el corazón!
Ya está sangrando, sí, la cara mía, pero no de rubor, que me vuelvo a los hombres y repito: ¡He dado el corazón!
ALFONSINA STORNI
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