El Amor es abrirse a un mundo sin fronteras, un mundo que no termina en ninguna parte. El amor empieza pero no acaba; tiene principio pero no tiene fin.
Recuerda una cosa: normalmente, la mente interfiere y no le deja al amor su infinidad y su espacio. Si realmente amas a una persona, dale espacio infinito. Tu propio ser es un espacio para que pueda crecer, con el que puede crecer. La mente interfiere e intenta poseer a la persona, entonces destruye el amor. La mente es muy avariciosa, la mente es avaricia. La mente es muy venenosa.
Quizás hayas observado que cuando tienes miedo, cuando hay ansiedad, cuando hay algo que te preocupa, la mente aparece en primer plano. Cuando estás preocupado, la mente está demasiado presente. Cuando no estás preocupado, la mente no está tan presente.
Cuando todo va bien y no tienes miedo, la mente se queda atrás. Cuando las cosas no van bien, la mente da un salto y se coloca delante de ti, se convierte en el líder. Cuando hay peligro se convierte en el líder.
Si alguien quiere entrar en el mundo del amor, tendrá que renunciar a la mente. Hay que vivir sin que interfiera la mente. La mente está bien en su sitio. Es necesaria para estar en la calle, pero no para el amor. Es necesaria para hacer un presupuesto, pero no para ir al espacio interior. Es necesaria para las matemáticas; pero si hay meditación no la necesitas. La mente tiene su utilidad, pero es una utilidad para el mundo exterior. Para el mundo interior es absolutamente irrelevante.
Vuélvete cada vez más amoroso… incondicionalmente amoroso. Vuélvete amor. Vuélvete una abertura… vuélvete amoroso.
Osho.