Siempre que me sentía absolutamente dueño de la situación, pasaba algo que me derribaba. Yo me preguntaba: ¿por qué? ¿Estaré siempre condenado a cercarme, pero jamás cruzar la línea de llegada? ¿Será que Dios es tan cruel como para hacerme ver las palmeras en el horizonte, sólo para matarme de sed en medio del desierto?
Tardé mucho tiempo en entender que no era exactamente eso. Hay cosas que son colocadas en nuestras vidas para reconducirnos al verdadero camino de nuestra Leyenda Personal. Otras surgen para que podamos aplicar todo aquello que aprendimos. Y, finalmente, algunas llegan para enseñarnos.
Dice Elías, el profeta: “Hay momentos en los que el infortunio irrumpe en nuestra vida y no podemos evitarlo. Pero está ahí por alguna razón.”
En efecto, a veces el mundo parece que conspire contra nosotros, y es entonces cuando nos preguntamos “¿por qué tiene que pasarme a mí?”. Ante lo inevitable, algunos se quedan descorazonados, otros, sin embargo, se hacen más fuertes y los más sabios aprenden.
Paulo Coelho