Es deprimente verlos, pues todos ellos portan una gran máscara, que les impide sacar lo que llevan dentro. Más triste aún cuando el mercado los exhibe cual jeans nuevos en aparador, y lo peor del caso, es que lo aceptamos, y muchos de nosotros fingimos ser ellos, portando modas, adornos.

La sociedad juvenil acribilla día a día a éste grupo, padres, ¿Dónde están sus hijos ahora? Muchos dirían: “en el baño cortándose las venas”, pero yo no llamaría así, yo diría: “encerrados en un oscuro calabozo, gritando por ayuda, esperando que vengan a rescatarlos”… Hijos, ¿Cuándo nos encerramos en el frío calabozo? Quizás fue cuando no sentimos el apoyo de nuestros progenitores, ellos siempre han estado ahí, esperando a que nosotros les contemos nuestras penas, emociones, errores, frustraciones, miedos…

¿Cuándo empezaste a sentir miedo? Tal vez, cuando no pudiste pasar con diez ese examen, tal vez, cuando sentías que fallabas como hijo, o cuando tu mundo imaginario te hizo despertar a una gran realidad que es la vida misma…

Nuestros padres han estado en espera todo ese tiempo, han visto ese miedo reflejado en tu mirada, pero los has mandado a la banca, mientras que tú te has conducido por un derrotero fúnebre del cuál te niegas a salir, prefieres seguir a ese grupo nefasto, hiriente, y por mal que suene, comercial…

Cuando veo tus fotos plasmadas en Internet, donde pretendes mostrar tus sentimientos, lo único que se me viene a la mente es, ¿Cómo ayudarte?, ¿Cómo hablar contigo?, ¿Cómo pedirte que exteriorices, y no reprimas todo lo que sientes?, que no pierdas este bello don que se nos ha dado, pero al final me doy cuanta que mis esfuerzos serán en vano, pues tú te rehúsas a aceptar mi ayuda, la de tus padres y la de Dios principalmente…

Espero que un día te des cuenta de que tenemos un bello mundo a nuestro alrededor, y esa pequeña sociedad, pueda expresar sus emociones…

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