A menos que un hombre y una mujer sepan lo que es el silencio, a menos que puedan estar sentados juntos en un profundo silencio, no pueden fundirse en el ser del otro. Es posible que sus cuerpos logren penetrarse, pero sus almas permanecerán separadas. Y cuando las almas se encuentran hay comunión, comprensión.
Esto ocurre solamente algunas veces en tu vida, en algunos momentos en los que amas a alguien.
En algunos momentos de amor, esto ocurre: que el observador se convierte en lo observado. Esta es una hermosa meditación: si amas alguien, siéntate con esa persona y miraos a los ojos; sin pensar nada, sin pensar en quién es esa persona, sin crear un proceso de pensamiento, sólo mirándoos a los ojos.
Puede que haya algunos vislumbres en los que el observador se convierta en lo observado, en los que te perderás y no sabrás quien eres; no sabrás si tú te has convertido en el amado o el amado se ha convertido en ti. Los ojos son unas puertas maravillosas para entrar el uno en el otro. Y en alguna parte, en lo más profundo, ocurre un encuentro.
Osho.