Tres mujeres regresaban a su pueblo cuando vieron a un hombre, obviamente borracho, caminando delante de ellas.
Mientras lo observaban, el borracho cayó boca abajo en un charco de lodo. Entonces ellas caminaron hasta él, y una lo volvió de espaldas para ver si lo reconocía. Sin embargo, su cara estaba tan cubierta de lodo que la mujer se inclinó y le bajó los pantalones. "Bueno, este tipo no es mi marido," dijo la mujer.
La segunda mujer se asomó y dijo, "Tienes razón, no es tu marido."
La tercera, algo mayor que las otras dos, se acercó y dijo, "Este tipo no es nadie del pueblo."