Dentro de una angustiante espera
se haya un mar en calma;
la angustia es porque no llamas;
el remanso...¡porque me amas!
Mientras que, en el campo del olvido,
se va extinguiendo la llama del desengaño,
sabes bien mio que, ¡te amo tanto, tanto!
que... a tu cuerpo lo extraño,
a tus manos... las anhelo,
a tus labios... los recuerdo,
y a tu voz... la percibo
como suaves murmullos,
que hacen quebrantar mi alma,
y en suspiros y en sueños
mi vida va pasando;
más no acaba,
y no acabar, hasta comprobar
que el fruto de mis entrañas
a llegado a madurar,
y que en el momento de partir
no me extrañará,
pues sabrá
que a su lado estaré
y jamás, volveremos a sentir
esta soledad que angustia,
y este vicio de amor
que ahoga..