EL PODER DE LA LENGUA
Por cerca del año 2000 antes de Cristo, un mercader
griego, rico, quería dar un banquete con comidas especiales.
Llamó a su esclavo y le ordenó que fuera al mercado a
comprar la mejor comida.
El esclavo volvió con un bello plato, cubierto con un
fino paño.
El mercader removió el paño y asustado dijo:
- ¿Lengua? ¿Este es el plato más delicioso?
El esclavo, sin levantar la cabeza, respondió:
- La lengua es el plato más delicioso, si señor.
Es con la lengua que usted pide agua, dice "mamá",
hace amistades, conoce personas, distribuye sus
bienes, perdona.
Con la lengua, usted conquista, reúne las personas, se
comunica, dice "Dios mio", reza, canta, cuenta historias, guarda
la memoria del pasado, hace negocios, dice "yo te amo".
El mercader, no muy convencido, quiso testear la
sabiduría de su esclavo y lo envió nuevamente al mercado,
ordenandole que trajera el peor de los alimentos.
Volvió el esclavo con un lindo plato, cubierto por
fino tejido, que el mercader retiró, ansioso, para conocer el
alimento más repugnante.
- Lengua, otra vez! dijo el mercader, espantado.
- Si, lengua, dijo el esclavo, ahora más altivo.
Es la lengua que condena, separa, provoca intrigas y celos.
Es con ella que usted blasfema y manda para el infierno.
La lengua expulsa, aisla, engaña el hermano, responde
para la madre, ofende al padre...
La lengua declara guerra! Es con ella que usted
pronuncia la sentencia de muerte.
No hay nada peor que la lengua, no hay nada mejor que
la lengua.
Depende del uso que se hace de ella.