Dos borrachines de mirada rancia chocan sus copas de tequila plenas mientras evocan tantas cosas buenas que les brindó su ya lejana "inflancia".
"Salud, compadre" dicen con vehemencia por el antaño tiempo transcurrido, porque la vida nos llevó sin ruido a ser amigos de la "alcoholescencia".
"Salud, salud" sin mucha pulcritud repiten mientras liban su bebida y porque dicen, fueron en su vida, grandes amigos de la "chupentud".
Hoy temblorosos de arrugada tez, mientras se abrazan repetidas veces, beben su copa toda hasta las heces pues son amigos de la "bevejez"
La vida así, de todos los confines, logra reunir sinceras amistades a la que no le importan las edades, basta que en algo logren ser afines.
Heriberto Bravo Bravo
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