EL ¡AY! DE UNA SAETA
Que ese ¡ay! de la saeta es herida de una lanza, con una punta de acero que a una copla desgrana.
La fragua templa la voz y de pureza la esmalta, llenándola de falsetas y sonidos de añoranzas.
Gana la voz al silencio y la noche se quebranta, cuando se funde el sollozo con el gemido del alba.
Que ese cante por saetas es la pasión hecha llaga, el lamento de un suspiro que se introduce en el alma.
El rocío se hace pena cuando ese ¡ay! se desata de una garganta de bronce en una copla que abrasa.
Noche de Semana Grande, noche de Semana Santa, la tristeza hecha dolor por un cantar que desgarra.
¡Un quejío hecho lamento, con ese ¡ay! de esperanza!
-Manuel Cornejo González-
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