Cuando nace un hombre siempre es amanecer aunque en la alcoba la noche pinte negros cristales.
Cuando nace un hombre hay un olor a pan recién cocido por los pasillos de la casa; en las paredes, los paisajes huelen a mar y a hierba fresca y los abuelos del retrato vuelven la cara y se sonríen.
Cuando nace un hombre florecen rosas imprevistas en el jarrón de la consola y aquellos pájaros bordados en los cojines de la sala silban y cantan como locos.
Cuando nace un hombre todos los muertos de su sangre llegan a verle y se comprueban en el contorno de su boca.
Cuando nace un hombre hay una estrella detenida al mismo borde del tejado y en un lejano monte o risco brota un hilillo de agua nueva.
Cuando nace un hombre todas las madres de este mundo sienten calor en su regazo y hasta los labios de las vírgenes llega un sabor a miel y a beso.
Cuando nace un hombre de los varones brotan chispas, los viejos ponen ojos graves y los muchachos atestiguan el fuego alegre de sus venas.