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General: El último acto.
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Rispondi  Messaggio 1 di 5 di questo argomento 
Da: Espuncio  (Messaggio originale) Inviato: 12/04/2010 20:57
El último acto.
JAAzulDamaGalanJaniz.jpg JAazulParejaJaniz picture by espuncio

  

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 El último acto....

 

Ana, después de recoger unos cartones nuevos y secos, rebuscó
entre sus harapos hasta encontrar la tarjeta. Con la vuelta de un
roñoso pañuelo limpió la banda magnética para introducirla luego en
la ranura de la puerta. Así engañaría, una vez más, al frío que
cortaba las noches de aquel crudo invierno.
>
> Arrebujada en un rincón, intentaba alejarse de la vista de los
transeúntes que, realizadas las últimas compras, apresuraban el paso
buscando la generosa calidez del hogar.
>
> Con el frío del anochecer se filtraron por las rendijas de su
memoria las imágenes de otros tiempos. Tiempos en que su cuerpo,
joven y atrevido, conoció momentos felices, momentos abiertos a la
sonrisa de una hija y a la mirada de un esposo enamorado.
>
> Pero fue ese cuerpo quien, engañado por los placeres que le
ofrecía su falsa juventud de eterna apariencia, acabó por conducirla
a la mentira de unas promesas plenas de viento.
>
> -Rompe con esa rémora, vive tu vida. Recuerda: sólo se vive una
vez. -susurró una voz a su oído.
>
> Y Ana se dejó arrastrar por el canto de sirena que no ve más
allá del placer de un minuto. Ana rompió los lazos del pasado. Ana
voló más allá de los sueños y fue feliz, inmensamente feliz.
>
> -Cielo. Nunca podré agradecerte el favor que me haces abriéndome
los ojos -dijo aquella noche mientras abrazaba apasionadamente a
Carlos.
>
> -Es lo malo de la vida, Ana. Nos atamos a ella, nos creamos mil
obligaciones de todo tipo y no so mos capaces de mirar un metro más
allá de nuestras narices.
>
> -¿Vamos entonces?
>
> Y fueron. Y gozaron. Y rieron. Y probaron la miel de todos los
sabores que la vida les ofrecía. Y sus cuerpos vivieron, abiertos
hasta la extenuación, a cuanto placer pudo y supo ofrecerles el
mundo. Y olvidaron el pasado. Durante un tiempo que nadie supo
contar, todo fue presente.
>
> . .
> Ana no supo jamás cómo fue a parar allí. Sólo cuando las brumas
dejaron flotar sobre ella algún hilacho de realidad, tomó conciencia
de que estaba tumbada sobre un banco en un parque sin nombre de una
ciudad sin nombre. Junto a ella, la única persona que podía
testimoniar sobre su llegada a aquel lugar, respiraba
entrecortadamente.
>
> -Se va. Se va -dijo alguien a su lado.
>
> Y Carlos se fue sin decir nada. Y Ana se quedó. Ana se quedó
sola.
>
> Después de unos días de hospitalización, se encontró en una
calle sin nombre de una ciudad sin nombre. Y ella. ¿acaso ella tenía
nombre?
>
> -Ana, si necesita algo, no dude en llamar a este teléfono. Allí
le podrán prestar ayuda si la necesita.
>
> ¿Ana? ¿Sería ella? Si, posiblemente, ella era Ana. Al menos le
sonaba aquella palabra como algo familiar. Incluso entre los celajes
del recuerdo, creyó oír una voz cálida que le rogaba:
>
> -Quédate, Ana. Te necesitamos.
>
> Y otra voz:
>
> -Mamá.
>
> Y una sonrisa infantil se agarró a sus rodillas. Esa sonrisa
¿también se llamaba Ana?
 
> Aquellas frases entrecortadas se borraron en unos brevísimos
segundos dejando paso, de nuevo, a las brumosas las tinieblas que
nublaban su corazón. Caminó en mil y una direcciones, comió no se
sabe qué, ni como, ni cuando. Durante días interminables, buscó y
rebuscó entre basuras, desprecios y burlas. Todo su caudal de
felicidad quedó reducido a aquella tarjeta de plástico en la que
lucía esa palabra, odiada y mil veces añorada en los últimos meses:
Ana. y dos apellidos que nada decían. La había guardado como un
tesoro: el tesoro que le permitía abrir cada noche la puerta de un
cajero automático que alargaría una fecha más el martirio de vivir
en eterna soledad.
 
> Pero aquella noche. Aquella noche, la tarjeta llevaba escrito su
último acto. Apenas había comenzado a conciliar un sueño, ligero
como el viento, cuando una luz cegó el interior de su refugio. Antes
de poder percatarse de lo que sucedía, una llamarada prendió los
cartones que protegían su escuálida anatomía mientras la hundían en
el doloroso infierno que le abrió, de nuevo, una puerta de
esperanza. Todo había terminado.
 
Fuera, unas carcajadas se alejaban de la escena.
 

Manolo Cubero

 

 

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Rispondi  Messaggio 2 di 5 di questo argomento 
Da: MARILU9268 Inviato: 12/04/2010 22:42
HERMOSO MENSAJE
GRACIAS POR ESTAR Y COMPARTIR
QUE TENGAS UN EXELENTE LUNES

Rispondi  Messaggio 3 di 5 di questo argomento 
Da: Vampiresa Inviato: 12/04/2010 22:42

Rispondi  Messaggio 4 di 5 di questo argomento 
Da: Paqui Inviato: 12/04/2010 23:44
HERMOSÍSIMO
GRACIAS
 
 

Rispondi  Messaggio 5 di 5 di questo argomento 
Da: yanely Inviato: 13/04/2010 13:12


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