Tantas veces canté tu profundo Vacío de teatro, Que hace del hombre gárgola indefensa En la turbia plenitud de las auroras Pero no dije dónde. Fui estancado río y llegué junto a ti; Fui feliz en las estaciones de la flor Y buscaba tus noches. Sabedor me sé de cierta inclinación Que tengo hacia los largos ecos; Ya cualquier campana recuerda la medida De alguna berenguela que no hizo El póstumo poema. Ahora que ya tienes la longitud De un sueño Y podemos, a tientas, proseguir Viejos andares que van a morir al día, Cómo voy a evocarte por vez primera! Donde quise encuentros Me espera un abrazo nunca dado. De Pensar no tempestade, 1986
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