No pesa. No se toca, no se mueve. Nacido del hueco, del silencio: un hoyo grave, un monte, un abandono.
¿Se querían? Silencio.
Vuelan hacia el oeste lejanos se querían. Vuelan con llanto y miedo, con frío y desventaja. Los labios, despoblados de verbos en desuso, la palabra, en harapos que los aires esparcen.
No responden las sombras ni los días plegados. No contesta el espejo ni el almario vacío. La razón de los pasos se ha borrado en el aire.
Julia Uceda
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