Contemplarte de lejos, simplemente, sin que tú te percates ni te enteres y llenar mis pupilas de placeres y arrobarme en tu imagen, complaciente.
Que te roben mis ojos con prudente inquietud y en mis ojos permanezcas aunque nunca, quizá, me pertenezcas entre todo ese mundo de la gente.
Darle gracias a Dios porque te hizo con esmero divino, rebasado, y gozar en silencio del pecado de gozar tu presencia ante el hechizo.
Ver que en ti la belleza se acumula y que llenas de luz a quien te mira y mirar que suspira y que suspira quien te ve porque no lo disimula.
Poseerte con esa fantasía del que sabe soñar y no le alcanza para más su magnífica esperanza que se agota con su melancolía.
Y después de soñar y despertarme y advertir que eras nube pasajera regresar otra vez a mi quimera para ya no llorar ni atormentarme.
Heriberto Bravo |
© Creaciones Aida Gabito Grupos 201
|