"Existen varias maneras de adaptarse, y algunas no son muy buenas. Para el discípulo adaptarse quiere decir abrirse, tener intuición, tacto, sentir la palabra a pronunciar y el momento adecuado para hablar o para actuar; y por fin hallar la actitud correcta. Pero aunque esté abierto a los demás, no debe perder su ideal, jamás transigir en los principios espirituales: la honestidad, la rectitud, la integridad. La adaptación así comprendida depende de la fuerza de carácter del discípulo, de la sutileza de su inteligencia. Dar muestras de agilidad, de comprensión, y al mismo tiempo permanecer firme e inquebrantable en sus convicciones, es un equilibrio difícil de encontrar. Pero debemos trabajar en ello. Incluso cortado en pedazos, un verdadero servidor de Dios permanece inquebrantable en su amor y en su fe."
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