La luna se puede tomar a
cucharas ó como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y
sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía. Un
pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto para la pata de
conejo: sirve para encontrar a quien se ama, para ser rico sin que lo sepa
nadie y para alejar a los médicos y las clínicas. Se puede dar de postre a
los niños cuando no se han dormido, y una gota de luna en los ojos de los
ancianos ayudan bien a morir.
Pon una hoja tierna de luna debajo
de tu almohada y mirarás lo que quieras ver. Lleva siempre un frasquito
del aire de luna para cuando te ahogues, y dale la llave a la luna a
los presos y a los desencantados. Para los condenados a muerte y para los
condenados de la vida no hay mejor estimulante que la luna en dosis
precisas y controladas.
Jaime
Sabines
México, Chiapas,
1925
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